Se trata de un fantástico gastrobar en el que todos los platos son mini, por lo que lo suyo es pedirse varios y así ir probando, poco a poco, todo lo que ofrece su carta. Este es un aspecto que me encanta, ya que soy terriblemente indecisa y siempre me cuesta mucho elegir lo que me voy a pedir, y obviamente, es más fácil para mi si me puedo pedir 2 o 3 platos en vez de solo uno. Pero esto no es lo mejor del restaurante, ya que tengo que destacar la altísima calidad que tienen todos sus productos.

Lo que también me encanta de Ochenta Grados es el ambiente, que es muy agradable y distendido. Además,siempre que he ido he recibido muy buen trato por parte de todo el personal, lo cual es una cosa que valoro muchísimo, ya que es difícil de encontrar hoy en día.

Aunque hay muchos platos que me fascinan de este lugar, tengo que decir que por el que más suspiro es el huevo trufado, y es que está absolutamente delicioso! Me vuelve loca y me lo pido siempre. Os lo recomiendo encarecidamente, porque aunque no os guste el huevo (como es mi caso), este os encantará.

 En cuanto a las bebidas, no os podéis perder el "Distinto" de verano, que es como un tinto de verano pero mucho más rico y original. Aunque ahora hay una nueva bebida, el agua de Valencia, que también está exquisita y que os animo a probar. Yo la he probado esta última vez que he ido y también me enamoró, al igual que el "distinto".

Otro de los platos que pedí en mi última visita a Ochenta grados fue el salmorejo con helado de parmesano y jamón ibérico, el solomillo en costra de romescu y puré de patata dulce y, para compartir, los fingerChips de pollo, que me encantan.

En cuanto a los postres, están todos buenísimos. Yo me pedí una rica Leche con galletas y chocolate, la cual os puedo decir que es súper adictiva.

En definitiva, Ochenta Grados es el sitio perfecto para disfrutar de una agradable comida o cena con amigos o familia y, a la vez, comer súper bien, así que no os lo podéis perder!

Podéis ir al de la calle Manuela Malasaña, 10 (en la zona centro de Madrid) o al de la calle Mirallos, 4 (en el barrio de Las Tablas). Los dos están genial.